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dijous, 22 de març del 2012

FACTORES

Si analizamos de forma independiente las causas que pueden estar favoreciendo la aparición de una determinada conducta, ya sean médicas, psiquiátricas, sociales o psicológicas, no nos daremos cuenta de cómo unas intervienen sobre las otras para precipitar y/o mantener la conducta como un problema.



El llamado modelo médico puede ser de utilidad para identificar y tratar las enfermedades, pero sabemos que muchos problemas de conducta, a pesar de verse influenciados por las consecuencias de un problema de salud, no son enfermedades. Por tanto, el método "un diagnóstico- un tratamiento" resultará insuficiente para analizar, en una misma persona, el papel de múltiples enfermedades y/o estados de salud sobre la aparición y mantenimiento de la conducta.

Igualmente, el modelo psiquiátrico puede ser muy eficaz para diagnosticar y tratar síntomas conductuales de las enfermedades mentales, pero sabemos que muchas alteraciones de la conducta, a pesar de verse influenciadas por el distrés secundario a un trastorno mental, no son enfermedades psiquiátricas. De nuevo, el método de "diagnóstico psiquiátrico" será insuficiente para identificar el papel que tienen diferentes enfermedades y estados mentales sobre la aparición y mantenimiento de la conducta.

Finalmente, el modelo psicológico y social nos servirá para identificar qué antecedentes favorecen la aparición de la conducta, así como la función que la misma tiene para el sujeto: ¿Para qué le sirve?, ¿para comunicarse?, ¿para obtener atención o escapar de situaciones no deseadas? Si partimos de la premisa de que toda conducta es funcional y adaptativa en sí misma, y que se mantiene y aprende por las respuestas del entorno, podemos fracasar en nuestro intento de describir tal función ya que, en algunas ocasiones, las conductas no estarán bajo el control de la persona y serán la expresión de estados biológicos (médicos y psiquiátricos).

Sin embargo, la realidad es que en la mayoría de las ocasiones las alteraciones conductuales son el resultado de la interacción entre condiciones biológicas, psicológicas y sociales.

La fórmula propuesta por Griffiths (1998) intenta expresarlo de una forma gráfica:
C = P + E

Las alteraciones conductuales (C) son el resultado de la relación entre (P) un estado Personal (médico y psiquiátrico) y Psicológico (estado psicológico actual, habilidades y déficits) y (E) las condiciones del entorno (físicas, relaciones sociales/interpersonales y programáticas).

Podríamos realizarnos las siguientes preguntas: ¿De qué forma los síntomas de una enfermedad mental o de un trastorno médico, incluyendo los rasgos de personalidad, en una persona con discapacidad intelectual, serán suficientes para explicar una determinada conducta? Y si no son suficientes, ¿pueden contribuir a su aparición cuando se dan determinados antecedentes?


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